miércoles, 29 de septiembre de 2010

"Esos pobres negros..."

Tan fácil es señalarlos. Tan fácil es decir de una sola vez cual es su destino. Tan fácil es describirlos. Tan fácil es ponerse a hablar diciendo que son todos "choros", "faloperos" y borrachos. Tan fácil es cruzarse de vereda cuando algun "negrito" viene de frente. "Acá no voy porque se llena de negros"; "Acá no voy porque estos negros seguro que me roban todo". En las escuelas son los burros, los desordenados, los sucios. En los trabajos son los últimos de la fila, los que hacen el trabajo de "negros", claro. El que tuvo la desgracia de nacer en la villa que no se preocupe por intentar salir, que la sociedad"culta" se ocupa de meterlo de nuevo. "Si roban es porque quieren, porque les gusta, porque quieren las cosas fáciles, son vagos, no quieren trabajar, no quieren ir a estudiar". ¿Cuántas veces se escucha esto en la boca de la gente? Muchas veces cuando un menor comete un delito, lo primero que se dice es que hay que endurecer las penas "porque yo recuerdo bien que a esa edad yo jugaba con autitos o muñecas". Eso se dice y sin embargo yo pienso: ¿Más duras las penas todavía? ¿No sufren demasiadas penas ya? ¿Si no tienen garantizado el derecho a la vida, la sociedad pretende que sean educados, respetuosos u ordenados? ¿Si ni siquiera muchas veces tienen agua, pretenden que sean "limpitos"? Muchos chicos desde que nacen están expuestos a violencia familiar, a drogas, a armas, a padres alcohólicos (en el caso de que los tengan). Entonces, ¿cómo pretendemos que no agarren un arma? ¿Cómo podemos pensar que deberían jugar con juguetes si nunca los tuvieron? Creo que no nos damos cuenta de que la pobreza no existe porque existan los pobres sino que existe porque existen lor ricos. La pobreza es resultado de la riqueza y no una elección de vida. Nadie "elige" ser pobre, nadie es libre para elegir ser ladrón. La misma sociedad los empuja, los excluye, los expulsa. La escuela los etiqueta y les asegura el futuro: "mirá, si es hijo de obreros, ¿qué pretendés que haga de su vida? ¿Pretendés que te aprenda más de lo que te aprende?
Es tiempo de cambiar las miradas. No se trata de mirar con pena, sino de mirar reflexivamente. Todos tienen la capacidad de superarse si hay alguien que los mire, que los escuche, que los atienda. Pero no la escucha que es por lástima, no la caridad que nos calma a nosotros mismos. No, eso no. Es tiempo de saber que detrás de esos cuerpos tan golpeados hay pequeñas almas que sueñan, pequeñas almas que aún tienen esperanzas, pequeñas manos que lo único que quieren es un juguete y volar.

Construyamos esperanzas que inviten a soñar, construyamos escuelas que invitar a jugar, construyamos miradas que inviten a creer, a saber que siempre que existan ganas, otro mundo es posible.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Esperanza anti-imperialista...


Hay días que uno prende el televisor o escucha la radio y se percata de cómo nos mienten todo el tiempo. Escuchás a funcionarios que hablan de la educación pública como si fuera el Edén, como si fuera su prioridad y, por detrás y en silencio, generan políticas para desfinanciarla. Uno ve a personas que reclaman por sus derechos, alumnos que reclaman por sus escuelas, docentes que reclaman por sus sueldos y los medios se encargan de desacreditar todo. Periodistas que los tratan de marxistas, de montoneros, de hacer política, de no querer trabajar, de vagos, de atorrantes, de “nenes de mamá”, de intolerantes, de irrespetuosos, de no querer estudiar. ¿Qué mejor forma de estudiar que reclamar por el lugar en el que estudiamos? ¿Acaso tildarlos de “zurdos” no es también hacer política? ¿Acaso está mal hacer política? ¿Es ser irrespetuoso luchar por la educación por la que tantos otros en nuestra historia lucharon? ¿Acaso reclamar por mejores condiciones laborales, no es también un acto de enseñanza? ¿Es la forma de enseñar democracia decirles que se callen? ¿Es la forma de enseñarles a ser críticos enseñarles a que obedezcan? ¿Es la forma de generar cambios decirles que respeten el orden? Da bronca saber que quieren arrancarnos las ideologías, que quieran hacernos creer que política hacen solo los que trabajan en una institución gubernamental, que no existe una historia, que no existe un origen de todo esto, que no existe una ideología neoliberal que lo único que nos quiere hacer creer es que la felicidad está en el último avance en celulares, en una figura que esté a la moda, en un par de zapatillas o un buen auto y que por favor, date prisa, porque ya no queda tiempo, porque todo tiene que ser rápido, porque ya pronto se acaba.

Da bronca saber que no es este país solamente, que es todo parte de un mismo planeta. Que ser pobre acá, es lo mismo que serlo en África o en China. Que ser marginal acá o en cualquier parte es ser un invisible, uno que nadie ve, que nadie escucha, pero al cual todos se les acercan cuando quieren un voto más. Da bronca saber que hay Iglesias que generan estadísticas sobre la pobreza, mientras los pobres piden frente a sus puertas. Da bronca que hablen de amor al prójimo cuando son capaces de dejarlos toda la noche fuera de sus rejas. Dan bronca muchas cosas. Da bronca saber que un solo país del norte de América quiere ser dueño del mundo. Cómo hablan de democracia y utilizan la guerra, la manipulación diplomática, y subvencionan golpes de estado cuando la gente no piensa como ellos o cuando en el suelo hay algo que les interesa. Da bronca que nadie diga nada, que todos callen todo. Que lo único que les importe sea tener más poder, tener más presidentes que se les arrodillen frente a ellos.

Pero sin embargo, hay algo que hace que todavía seamos muchos los que tengamos ganas de leer un libro, de estudiar a un autor, de entender las cosas de otras formas, de creer que todavía se puede hacer algo y yo me pregunto: ¿Por qué? ¿Qué es lo que nos mueve a levantarnos todos los días y leer un libro? ¿Qué es lo que nos hace ponernos a pensar que no todo está perdido? ¿Qué es lo que nos hacer reír tantas veces rodeados de tanta mierda? Y ahí, la respuesta que encuentro es la ESPERANZA. Esa esperanza que resiste los atropellos, esa esperanza que resiste el imperialismo, esa esperanza que no se deja conquistar, que lucha contra la colonización, que todavía ve en muchos ojos otras esperanzas iguales que ellas y se alegra de saber que no está sola. Esa esperanza que crea utopías. Esa esperanza que planta sonrisas para combatir el miedo. Esa esperanza que nos hace reír, que nos hace cantar y nos hace asombrar de cada día nuevo. Esperanza al fin, que cada mañana nos dice al oído: dale, levantate que todavía hay mucho que cambiar.