sábado, 18 de septiembre de 2010

Esperanza anti-imperialista...


Hay días que uno prende el televisor o escucha la radio y se percata de cómo nos mienten todo el tiempo. Escuchás a funcionarios que hablan de la educación pública como si fuera el Edén, como si fuera su prioridad y, por detrás y en silencio, generan políticas para desfinanciarla. Uno ve a personas que reclaman por sus derechos, alumnos que reclaman por sus escuelas, docentes que reclaman por sus sueldos y los medios se encargan de desacreditar todo. Periodistas que los tratan de marxistas, de montoneros, de hacer política, de no querer trabajar, de vagos, de atorrantes, de “nenes de mamá”, de intolerantes, de irrespetuosos, de no querer estudiar. ¿Qué mejor forma de estudiar que reclamar por el lugar en el que estudiamos? ¿Acaso tildarlos de “zurdos” no es también hacer política? ¿Acaso está mal hacer política? ¿Es ser irrespetuoso luchar por la educación por la que tantos otros en nuestra historia lucharon? ¿Acaso reclamar por mejores condiciones laborales, no es también un acto de enseñanza? ¿Es la forma de enseñar democracia decirles que se callen? ¿Es la forma de enseñarles a ser críticos enseñarles a que obedezcan? ¿Es la forma de generar cambios decirles que respeten el orden? Da bronca saber que quieren arrancarnos las ideologías, que quieran hacernos creer que política hacen solo los que trabajan en una institución gubernamental, que no existe una historia, que no existe un origen de todo esto, que no existe una ideología neoliberal que lo único que nos quiere hacer creer es que la felicidad está en el último avance en celulares, en una figura que esté a la moda, en un par de zapatillas o un buen auto y que por favor, date prisa, porque ya no queda tiempo, porque todo tiene que ser rápido, porque ya pronto se acaba.

Da bronca saber que no es este país solamente, que es todo parte de un mismo planeta. Que ser pobre acá, es lo mismo que serlo en África o en China. Que ser marginal acá o en cualquier parte es ser un invisible, uno que nadie ve, que nadie escucha, pero al cual todos se les acercan cuando quieren un voto más. Da bronca saber que hay Iglesias que generan estadísticas sobre la pobreza, mientras los pobres piden frente a sus puertas. Da bronca que hablen de amor al prójimo cuando son capaces de dejarlos toda la noche fuera de sus rejas. Dan bronca muchas cosas. Da bronca saber que un solo país del norte de América quiere ser dueño del mundo. Cómo hablan de democracia y utilizan la guerra, la manipulación diplomática, y subvencionan golpes de estado cuando la gente no piensa como ellos o cuando en el suelo hay algo que les interesa. Da bronca que nadie diga nada, que todos callen todo. Que lo único que les importe sea tener más poder, tener más presidentes que se les arrodillen frente a ellos.

Pero sin embargo, hay algo que hace que todavía seamos muchos los que tengamos ganas de leer un libro, de estudiar a un autor, de entender las cosas de otras formas, de creer que todavía se puede hacer algo y yo me pregunto: ¿Por qué? ¿Qué es lo que nos mueve a levantarnos todos los días y leer un libro? ¿Qué es lo que nos hace ponernos a pensar que no todo está perdido? ¿Qué es lo que nos hacer reír tantas veces rodeados de tanta mierda? Y ahí, la respuesta que encuentro es la ESPERANZA. Esa esperanza que resiste los atropellos, esa esperanza que resiste el imperialismo, esa esperanza que no se deja conquistar, que lucha contra la colonización, que todavía ve en muchos ojos otras esperanzas iguales que ellas y se alegra de saber que no está sola. Esa esperanza que crea utopías. Esa esperanza que planta sonrisas para combatir el miedo. Esa esperanza que nos hace reír, que nos hace cantar y nos hace asombrar de cada día nuevo. Esperanza al fin, que cada mañana nos dice al oído: dale, levantate que todavía hay mucho que cambiar.

4 comentarios:

Agos dijo...

Es hermoso esto que escribiste. Cuando leo cosas así que salen de vos, de tu bronca, de tu decepción, de tu impotencia, siento que tenés tanto potencial para ser ese impartidor de esperanza que este mundo necesita... ¿qué digo mundo? País. Vas a ser grande, muy grande (ya lo sos) Y yo voy a estar al lado tuyo para ser testigo de esa grandeza, siempre.

Agos dijo...

Cómo te admiro... cómo te admiro...

Matías dijo...

Y cómo te amo...

Agos dijo...

¡Me encanta tu nuevo fondo!